Youngstown 92, un gran concierto y una versión inédita de la canción minera Farewell to the gold





El genio se liberó de su lámpara carcelera, subió al escenario, se cruzó por los hombros la bandolera alineada con su Gibson de seis cuerdas, acopló la armónica al soporte alrededor de su cuello y fraseando a un micrófono empezó a contarnos historias de hoy, de ayer, de otros tiempos, galopando una impresionante versión de un clásico de Mckinley Morganfield en clave rock, bien arropado por su banda, I can't be satisfied que Nice Jones popularizaría. Y de esta guisa, con una inmejorable presentación, Dylan arranca un formidable concierto sobre el escenario del Stanbaugh Auditorium de Yougnstown (Ohio) aquella noche del dos de noviembre de 1992 con las estrellas de su parte y para suerte de quienes pudieron disfrutarlo en directo. Desde Luxemburgo nos llega esta copia pirata con el título de Himself con un excelente sonido de la mesa de mezclas para contentarnos veinte años después. En la legendaria Yougnstown, tierra de carboneros y emigrantes europeos, Dylan interpretará por primera y única vez hasta ahora el lamento minero al que Paul Metsers puso letra y música, algunos la llaman The miner's song (la canción del minero); otros, simplemente, Farewell to the gold, un diamante que nos traslada a la Nueva Zelanda de 1893 cuando una repentina inundación se cobró la vida de cientos de buscadores de oro en el río Shotover.

Farewell of the gold.


En una acertada secuencia de canciones con varios espacios acústicos ejecutados con gran maestría, Dylan llega a Youngstown después de un mes rodando por carreteras estadounidenses en esta gira de otoño de la Never Ending Tour, donde se aprecia la conjunción endiablada del músico con su banda. Si buenos son los arreglos, espectaculares irradian los solos instrumentales, sean éstos en clave de rock o acústicos. Precisamente estos últimos son los que el juglar borda sutílmente, recien salido como viene de haber grabado en 1992 su álbum acústico Good as I been to you, con material del cancionero tradicional. Mr. Tamborine man es una muestra de este buen hacer de Dylan en Youngstown, un concierto donde los acordes acústicos son puro arte en Gates of Eden, Mama you've been on my mind, Boots of Spanish Leather, The times they are a changing (con banda) y un final apoteósico con It ain't me babe, cuya grabación, lamentablemente, se enturbia por problemas técnicos a la mitad de la interpretación.

En Mr. Tamborine man, Dylan crea una atmósfera de complicidad con el público sorprendente, guitarra y armónica en una sintonía creativa de gran pureza y espontaneidad, donde el contrabajo de Tony Garnier marca discretamente el ritmo cadencial de la melodía, el poeta se muestra majestuoso en los silencios, cuando los instrumentos hablan, modulan, desgarran la noche... 

Mr. Tamborine man.

El concierto tiene varios momentos que superan las predicciones. Dylan llega con arreglos interesantes en temas como I and I y Maggie's Farm que no dejan indiferente a la parroquia, mientras All along the wachtower y Silvio son interpretaciones lineales que apenas suscitan originalidad, aunque están bien tratados. Otra cosa es Unbelievable, que irrumpe con una fuerza sorprendente y cuyos arreglos dicen mucho de este tema que quizá pasara desapercibido en Under the red sky, si bien sobrevive pese al ínfame vídeo que a propósito se grabó para publicitar la canción. If not for you, interpretada en segundo lugar es bien recibida, tanto como, en mi opinión, agradable y sumamente prodigioso suena el eterno blues por donde se desliza It takes a lot to laught. Del cancionero tradicional, Dylan rescata además I've been all around this world, un tema acústico con banda que serena los ánimos despues de Unbelievable, la canción sólo se interpretó en este concierto y con anterioridad en Springfield el 28 de octubre. Deja el juglar para el final la adorable Shooting star y la divertida Rainy day women para mayor lucimiento de la banda.

Maggie's farm




Farewell to the gold (Adiós al oro)

Shotover River, el oro se acaba; 
Es el color que nos deslumbra. 
Pero no sirve de nada, simplemente sentarse y culpar a la diosa Fortuna, 
Así que me largo.

Adiós al oro que nunca encontré, 
Adiós a las pepitas de oro que en algún lugar abundan; 
Porque sólo cuando sueño veo su brillo
Abajo, en el subterráneo oscuro y profundo

Bueno, han pasado dos años que dejé a mi anciana madre 
Para adentrarme en la aventura del oro, 
Con Jimmy, el mejor buscador 
Por los cerros de Otago.

Hemos trabajado el valle del Cardrona, 
el viejo Jimmy Williams y yo. 
en la mejor tierra del Shotover 
Así que nos dirigimos hacia allí para comprobarlo.

Hemos trabajado duro día a día, 
hacia lo suficiente para sobrevivir; 
Hasta que una terrible inundación barrió al pobre Jimmy 
Durante seis días de tormenta en julio.

Pie de foto: Fotografías del concierto por Darren Pierce.

3 comentarios:

María Jesús 15 de marzo de 2012, 12:06  

Esta canción casi se puede asociar a mis estudios, jjjj

Muchas gracias por tu visita a mi blog y aquí me quedo con Dylan!!!!

Nos vemos en fb tambien!!

Joserra 17 de marzo de 2012, 10:45  

Qué alegria encontrarte por hacerte seguido de la Land! Un abrazo, te voy a necesitar para que me eches un cable.Enlazado estás.

SONIA 17 de marzo de 2012, 21:33  

Enhorabuena por tu blog, me encanta. Me hago seguidora tuya. Si quieres puedes pasarte por mi blog
http://a-pedir-de-boca.blogspot.com/ y si te gusta me dejas un comentario, te haces seguidor, lo que tu desees.
Besos.

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